Días han pasado en el pueblo de Greenest y
mientras Leosin ha estado recuperándose en el templo de Chauntea nuestros
aventureros han recuperados sus fuerzas en la casa de Moira, juntos han ayudado
en la reconstrucción del pueblo, Halberin aprovecho para dar una santa
sepultura a los padres de la Tiefling, pero en el sótano de la casa algo más
oscuro se estaba formando, una voz en la cabeza de Moira resonaba mientras la
chica en un trance se dirigió al maligno lugar, allí el oscuro libro temblaba
constantemente mientras una grieta de fuego oscuro se formaba alrededor de este
objeto. De repente, una criatura emerge, un pseudodragón de escamas violetas
que inmediatamente voló a los pies de Moira mientras hablaba directamente a la mente de la joven: -Me presento ama soy Pandora y soy un
regalo de nuestro señor- menciono la criatura, Moira no podía
creer que el pacto con este ser oscuro pudiera ser tan poderoso como peligroso.
En esta ocasión el grupo fue visitado por el mismo
Leosin: -Amigos, después de todo lo que hicieron por mí y la gente de Greenest,
odio tener que pedirles algo más, pero la necesidad es grande, y confío en que
me podrán ayudar una vez más. Necesito que regresen al campamento de los
cultistas para poder examinarlo una vez más, en mi instancia, supe de algo
conocido como la guardería y era un lugar muy importante, si pudieran saber
para que utilizaba Rezmir esas cuevas, estaríamos un paso más cerca para
destruir este maligno culto-
Halberin en deuda con su amigo asintió esta vez,
los demás temerosos de volver, pero preocupados por su amigo decidieron unirse,
con mucho recelo. -¡Perfecto!- dijo el monje: -Les daré esta vez 150 piezas de oro a cada uno por las molestias y
cuando puedan tener esta información, véanme en la ciudad de Eltrurel al norte
de Berdusk, allí estaré junto con un paladín de nombre Ontharr averiguando más
sobre el culto del dragón- mientras entregaba las monedas por
adelantado, el grupo despidió entonces al monje y juntos fueron nuevamente al
oscuro campamento.
Al llegar todo había cambiado, los cientos de
hombres de asaltantes habían desaparecido, dejando el lugar prácticamente
deshabitado, los aventureros encontraron solo con unos pocos exploradores
quienes eran simples mercenarios por lo que no le debían lealtad al culto,
estos mencionaron que los remanentes del culto se encontraban en la guardería.
El grupo nuevamente disfrazado, ingresó a la cueva eliminando a los garradragón de la entrada y explorando dentro todo los diferentes pasillos de la cueva donde al final pudieron encontrarse
con Frulam, quien confundiendo a Moira por un colmillo dragón, les ordenó ir a “la
incubadora” lugar en donde Frulam y sus hombres tenían incubando huevos de
dragón, aprovechando el estar solos acabaron con las pocas fuerzas que
custodiaban los huevos, cuatro kobolds que no le hicieron frente a los
aventureros.
-Que bien que lo hemos hecho hasta ahora pero ¿Cómo
vamos a hacerle de aquí en adelante? Ya sabemos que el culto posee huevos de
dragón incubándolos, ahora debemos destruir esos huevos antes que eclosionen-
mencionó Halberin. Misty calculó que en el lugar se encontraban dos huevos de dragón pero lamentablemente también vio a dos Guardias Dragón, criaturas
similares a los dragones pero de menor tamaño y sin alas custodiando los
huevos, comentando esto al grupo Moira levantó su capa mostrando a su nueva
compañera Pandora la Pseudodragona, a quien le ordenó distraer a los monstruos
mientras Misty bajaba sigilosamente a la incubadora y robaba los huevos, antes
de bajar Moira lanzó un conjuro de Invisibilidad para tener mejor éxito en
su sigilo.
Misty bajo por los escalones al centro de la
incubadora, pero justo cuando levanto el primer huevo la druida comprobó el
peso de este objeto, era demasiado pesado para ella y necesitaba de manos
extras para cargar más de uno, aprovechando la distracción de Pandora, Halberin
bajo para robar el otro huevo, pero algo lo tomó de la pierna y lo empezó a
arrastrar al fondo, era un tentáculo grueso el que había cogido a nuestro amigo -¡Ayúdenme!- Susurró el enano mientras desaparecía en la oscuridad. Sin pensarlo
mucho Moira salió a rescatarlo encontrándose con la criatura que lo tenía
agarrado, una especie de montículo de piedra grande con un ojo que brotaba de
la cima de su ya deforme masa y una boca enorme provista de colmillos filosos que rasgaban
la piel de Halberin, este ser susurraba al enano: -Tranquilo, no te haré mucho
daño al devorarte como lo harían los guardias, así que no grites, pues
alertarías a los dragones, acepta tu destino y muere- Moira al escuchar esto se
acercó al monstruo e intentó engañar a la criatura diciendo que el enano poseía una
maldición que se transfiere al ser que lo mate. La criatura desilusionada por no
poder comer enano le propuso un trato a la Tiefling, algo sabroso para comer en
cambio del enano.
Moira aceptó con alegría diciendo: -¿Qué te parece
un rico omelette de dragón?- Mientras le comunicaba a Misty traer el huevo robado,
el ser repulsivo aceptó y se realizó el intercambio, Misty trajo el huevo y con
un golpe del martillo de Halberin abrieron la cascara saliendo de este una cría
de dragón que empezó a chillar en busca de sobrevivir, el ser se deleitó con
los chillidos de la cría, y soltando al enano se dispuso a merendar, no sin
antes, decirles a los héroes: -Muchas gracias por este banquete, espero que no
mueran por culpa de los gritos de mi almuerzo- entonces justo cuando se habían librado
del montículo, los guardianes dragones se acercaban a toda velocidad
buscando el huevo que faltaba. -¡Tenemos que huir!- gritó Moira al ver a los
dos seres, -¡Huyan! Yo los detengo mientras tanto- respondió Halberin mientras
blandía fuertemente su escudo, Moira y Misty Day empezaron a escapar,
aprovechando la invisibilidad Misty logró robar el segundo huevo, y aunque la druida había visto el tercer huevo camuflado, la situación no permitía hacer más.
-La huida estuvo difícil pero gracias a Tyr pudimos salir con bien- pensó Halberin una vez salió de la incubadora, Misty hablo con todos explicando que ella se adelantaría con el huevo a Greenest mientras los demás encontraban una forma de salir, el grupo estuvo de acuerdo, pero al momento de que la druida se hubiera ido Moira detectó en los ojos de Pandora a alguien que le podría cortar el camino a Misty, era el propio Cyanwrath hablando con Frulam.
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