Capítulo 21 La antigua muerte blanca

La hechicera no se sorprendió, creyó que era una especie de broma, “venimos a salvarte” dijimos pero la reacción fue de indiferencia, más interacción tuvimos con los kobold que acompañaban a Maccath quienes gritando a los cuatro vientos nuestras intenciones intentaron escapar de nosotros, gracias a la actuación de Frigga y Moira no fuimos descubiertos…o eso pensábamos, al instante un poderoso troll de hielo apareció a quien tuvimos que despachar inmediatamente.

Luego de la batalla pudimos hablar con Maccath con mucha más calma, descubrimos que la hechicera tiefling vino a este lugar llamado Oyaviggaton en búsqueda del famoso cuerno del dragón, pero fue capturada por el dragón Arauthator, podría haber sido asesinada en ese momento, pero el dragón necesitaba que le descifrara escritos arcanos que se encontraban en el lugar, también supimos que efectivamente el cuerno del dragón se encontraba aquí, pero hace un mes, un grupo de encapuchados se lo llevaron de acá, posiblemente el culto del dragón.

Moira trató con la tiefling y logramos llegar a un acuerdo en donde Maccath nos acompañaría a Waterdeep e informar de tus investigaciones tanto en los tomos arcanos como en el cuerno del dragón, sin nosotros podíamos llevar los tomos a la cuidad de Luskan, hogar de la hermandad arcana que ella forma parte, pero para poder irnos con los escritos debíamos derrotar al señor de estas tierras, el dragón blanco Arauthator. Sabiendo que una batalla en contra de tal enemigo era una muerte segura dudamos un poco, pero al final accedimos, Maccath más confiada nos entregó un par de flechas mágicas que tomo la elfa Frigga y un anillo de resistencia el cual tomé, ya preparados Maccath nos guió a las profundidades de las cuevas lugar donde se encontraba el monstruo.


Moira envió a Pandora a explorar pero muy pronto quedó asustada pues su pseudodragona fue presa del poderoso dragón, inmediatamente ideamos un plan en donde atacaríamos al monstruo por varios frentes. Arauthator no lo vio venir, y solo pudo dejar inconsciente a la pobre de Cordelia quien fue la que le hizo más daño con sus conjuros de fuego. Al final la flecha asesina de Frigga fue suficiente para que Arauthator huyera de su lugar, dejando atrás un valioso tesoro, pero el ruido de batalla fue tal que alertó a los esbirros de Arauthator, una tribu de trolls de hielo que aprovechando el arduo combate en contra de la antigua muerte blanca, decidieron atacar con furia, por fortuna Halberin pudo restablecer a Cordelia quien con sus conjuros de fuego cayeron al final los malditos.


Mientras recogíamos el tesoro, unos extraños sapos de color del cielo se acercaron y hablaron con nosotros, su líder llamado Marfulb nos agradeció por haberlos liberado de la antigua muerte blanca. Moira quiso unir a las filas en contra del culto del dragón a estos curiosos seres pero la respuesta fue negativa, sin embargo, nos permitió tomar el tesoro del dragón.

Saliendo nuevamente a la aldea de los cazadores de hielo, fuimos recibidos con alegría de paso en nuestra salida pudimos rescatar a uno de los cazadores de hielo que estaba enfermo desde hace días en estas cuevas y mientras disfrutábamos de un festín hecho por los cazadores de hielo, el grito de Arauthator se escuchaba en la lejanía, al parecer el dolor que le causamos fue tal, que pasarán meses para que se recupere y por mi parte no creo que se atreva a regresar.


Pasamos entonces la noche en la aldea y a la mañana siguiente nos reunimos nuevamente con Lerustah a quien le encomendamos la tarea de dirigirnos a Luskan, el viaje fue como siempre veloz gracias al potente barco Frostskimmr, una vez en Luskan me dedique a practicar con mis armas cerca del muelle, nunca había estado tan lejos de las tierras de mi tribu, pero uno escucha historias de la cuidad de piratas de Luskan, un lugar lleno de peligros y maldad.


Al caer la tarde Moira junto con Escanor regresaron de su encuentro en la torre de huéspedes de lo arcano lugar de la hermandad arcana a la que pertenece Maccath, ellos nos dijeron que los maestros de la torre nos habían invitado a cenar en agradecimiento por el rescate de la hechicera carmesí, esos sujetos dan mala espina, pero Moira en su búsqueda de obtener más aliados aceptó la invitación, por lo que en la noche fuimos al lugar escoltados por la misma Maccath.

La famosa torre no era como me la imaginaba, era una torre de piedra oscura con una forma que parecía a un árbol seco, entramos por invitación de Maccath. Adentro no existía ninguna puerta o ventana pero Maccath abrió una especie de portal dando paso a un gran comedor, allí se encontraba un suculento banquete que inmediatamente se me hizo agua la boca, Macath nos invitó a sentarnos mientras esperábamos a nuestros anfitriones.

Al poco tiempo llegaron tres personas a acompañarnos que decían ser los maestros de la torre, el más hablador un anciano de gran estatura se llamaba Rimaldo, la mujer se llamaba Arabeth y el hombre de mediana edad respondía al nombre Blaskar, ellos estaban intrigados de nuestras hazañas en el mar del hielo movedizo per nosotros también estábamos intrigados por ellos, Moira aprovecho también esta oportunidad para preguntar cosas acerca del culto del dragón, de la conversación nos enteramos es dicho culto siempre ha existido, pero solo para crear dragones no muertos, así que para ellos fue sorpresa los hechos que les narramos y que ahora el culto busca establecer control con los dragones vivos.

De repente una elfa de cabellos rubios entró discutiendo en el salón pero al vernos inmediatamente se calló, sin embargo la mirada de Moira me dejó claro que la elfa había hablado más de la cuenta, según sus palabras estaba a punto de asesinar a alguien llamado Artur cuando fue llamada a este lugar y era obvio que Moira y los demás conocían a ese hombre. La elfa quien se presentó como Valindra tomo su asiento preguntando por el motivo de su asistencia a lo que Rimaldo le explicó la situación, continuando con la conversación Moira mencionó del intento de liberar a la diosa Tiamat por el culto del dragón, esto fue el detonante para que la hermandad arcana tomara cartas en el asunto. Rimaldo sobresaltado explicó que para liberar a Tiamat se necesitaba de un gran poder mágico y rituales que solo los grandes magos como ellos podían hacer, pero nosotros sabíamos que los aliados del culto eran los magos rojos de Thay. En ese momento Valindra se levantó y con un gesto de aprobación nos indicó que la hermandad arcana nos iba a apoyar en contra del culto y que ella personalmente iría a preguntarles a los magos rojos de su supuesta alianza desapareciendo ante nuestros ojos. Terminada la cena Rimaldo nos aconsejó pasar la noche en la posada de las siete velas, pagando el mismo por la estadía concluyendo así la noche.
Kratos

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